Male Ibarra
El gesto en la creación
Es común que, cuando se habla de creación audiovisual, nos refiramos a un trabajo previamente ensayado o preparado desde todas las partes que lo componen. Por esto, en este tipo de proyectos siempre hay un arduo trabajo de producción en pro del objetivo esperado donde se manejan cronogramas y divisiones de cada departamento. Así mismo, es importante recalcar que todo miembro tiene una preparación previa, incluyendo a los mismos actores. Es por esto que también se encontrará un trabajo de mesa e, incluso, un trabajo personal donde cada actor estudia desde sí mismo el personaje que va a interpretar, dándole vida para traerlo frente al lente de la cámara.
Así mismo, el guión juega un papel fundamental en la creación ya que es aquel qué nos dice el camino a seguir, y si bien es una herramienta fundamental, este está lleno de espacio vacío a la espera qué el actor pueda llenarlo de significado. La interpretación del actor ante el personaje va a ser el punto de partida para la construcción de éste, ya que desde ahí se tomarán aquellos factores físicos, corporales, emocionales y mentales que se llevarán a la escena. Es por eso que en este escrito se desarrollarán aquellos puntos teóricos que marcan la importancia del cuerpo y la psicología del actor/personaje -basados en Michael Chejov- a través de la práctica, específicamente, en la creación y desarrollo del cortometraje audiovisual “Coincidir”. La creación de los personajes ha sido un reto, por lo qué encontrarlo desde la particularidad de su personalidad, ha repercutido directamente en buscar qué cualidades físicas pueden hacer parte del personaje para vivirlo frente a la cámara.
El ser humano, por naturaleza, consta de una dualidad entre cuerpo y mente que lidera su comportamiento y quehacer diario. Solemos considerar que la voz y la palabra son el recurso más usado para comunicarnos, y olvidamos qué nuestro cuerpo está constantemente transmitiendo e irradiando algo. El cuerpo, siempre está comunicado y de diferentes maneras, refleja y transmite momento a momento sus emociones, pensamientos, angustias, felicidades y todo lo qué está sucediendo en su mundo interior. He aquí, la relación inseparable qué tiene el cuerpo con la psicología del ser.
El gesto y la acción en el espacio teatral se ha convertido en un elemento fundamental, tal qué encontramos técnicas enfocadas totalmente al manejo del cuerpo para la creación escénica, tales como El mimo corporal dramático o Laban. Estas han permitido contar historias desde la particularidad del movimiento, la variación de la cualidad o el ritmo y el impacto que tiene esto sobre la dramaturgia del movimiento, ya qué es el gesto la forma en la que la psicología toma forma y se expresa. A la hora de adaptar un personaje, el actor puede entender completamente lo que pasa, pero si no lo interioriza en su mente y cuerpo, será algo qué difícilmente logre transmitir en escena. Por más mínimo que sea el movimiento, significa, y lleva un trasfondo psicológico qué conduce. Pero, ¿Cómo podemos crear conciencia del gesto y la emoción para la escena?
Es importante recalcar que el actor debe entrenarse en ambos ámbitos, tanto cuerpo como mente, con el objetivo de transmitir lo que desea de la mejor forma en el campo teatral o audiovisual. Esto, le permitirá, no solo a encaminarse hacia el transmitir sino también hacia el sentir de una forma más clara, concisa y aproximada a su personaje.
Existen diferentes formas en las que un actor puede llegar a sentir una sensación o emoción. Claro está que el actor ya predispone de un sentimiento o estado específico como punto de partida, desde ahí, su labor es transformarlo y afectar de tal forma que éste se adecúe al personaje. Algunos actores trabajan con métodos como la memoria emotiva y hacen llegar la emoción a partir de una experiencia del pasado. Sin embargo, también puede ocurrir que un sentimiento o sensación surjan del movimiento.
En el cortometraje “Coincidir” encontramos dos personajes: Lucia y Martina. Muy diferentes pero con una necesidad mutua de tenerse en sus vidas. Ambas son muy solitarias, pero se encontraron en algún momento y esto las llevó a volverse mejores amigas, rompiendo con la soledad que las invadía. Lo interesante, actoralmente hablando, era abarcar esa soledad pero también su transformación, donde cada vez hay más compañía en cada una. La personalidad de la mano de la emoción eran líderes de ayudar a entender cómo se comportaba cada personaje y qué las hacía tan diferentes pero al mismo tiempo tan complementarias.
Tal como dice Michael Chejov en su libro “Sobre la técnica de la actuación”, es necesario que el actor entrene su cuerpo para alcanzar un entendimiento y control sobre él que potencialice sus capacidades de creación y desarrollo. El cuerpo de cada individuo, por naturaleza, tiene diferentes tendencias o resistencias que debe dominar, para esto, es importante un entrenamiento físico basado en reconocer y sensibilizar su cuerpo. Así, el cuerpo no es un factor aislado sino una herramienta viva, qué puede reaccionar y responder fácilmente a sus impulsos internos y emociones.
Para esto, Chejov plantea en el capítulo “Cuerpo y psicología del actor” diferentes ejercicios psicofísicos, qué permitan al actor y a su cuerpo irradiar todo aquello que contiene. Mediante la exploración de las cualidades de movimiento- moldeo, flote, vuelo e irradiación, qué surgen a partir del movimiento y la conexión con la imaginación –Sensaciones físicas y psicológicas que permitirán al actor tener un mayor dominio sobre sí mismo y una libertad creadora. Al pasar por estas cualidades, visualizar y sentir se va a ir logrando la armonía entre un cuerpo sensible y una psicología rica, qué menciona Chejov para así eliminar movimientos autómatas y tener un cuerpo qué reacciona asi mismo de manera más verdadera.
Al hablar del cuerpo no nos referimos sólo a un ente físico que actúa como consecuencia, sino una herramienta viva capaz de crear formas, cualidades de movimiento, ritmos y, así mismo, de moldearse al antojo del creador. Tras haber conseguido dicha armonía entre un cuerpo sensible y una psicología rica, podemos decir qué el actor está preparado y dispuesto para la creación de un personaje, he aquí el segundo punto vital e importante, y aquel que más nos atañe en este escrito: La gesticulación psicológica. Como bien se menciona al inicio del escrito el cuerpo es aquel que media entre el mundo interior y el mundo exterior, expresa todo lo que vive, siente, piensa y en si todo lo que contiene su psicología, pero ¿Cómo conectamos nuestra psicología, con la psicología del personaje y hacemos qué ella se manifieste en el cuerpo?
Así, la creación del personaje inició con la oposición de cualidades qué podían tener Lucia y Martina, la diferencia de ritmo no solo del cuerpo, sino en relación con el espacio qué habitaban. Lucia, amante de los libros, estudiante de literatura, solitaria . Vive bastante en su mente, planifica, observa, analiza constantemente todo lo qué sucede a su alrededor. Le gusta pasar inadvertida y ocuparse por sí misma de sus asuntos. Martina, extrovertida y ansiosa, estudiante de artes escénicas, por lo tanto inquieta. Le gusta llamar la atención, es descomplicada, vive cada emoción al límite y es explosiva. Lucía y Martina tienen personalidades opuestas, y era importante resaltarlo corporalmente, para que al verlas en la misma escena definitivamente se entendiera que no son iguales.
Estaba claro que para crear una corporalidad lógica de estos personajes Lucía debía mantener su cuerpo en posiciones y acciones más sencillas, contenidas y directas mientras que Martina, al ser más relajada, no era tan precisa en sus movimientos, por el contrario, era más suelta, libre e indirecta dentro del espacio. De igual forma Lucía era más suave y mantenía una calidad de movimiento más fluida, mientras que Martina era más súbita en sus movimientos, todo en ella parecía ser más fuerte y desordenado. Partir de este contraste, que estaba tan claro, generó un entendimiento más claro de cómo el cuerpo de cada una debía relacionarse con el entorno.
Además, desarrollar nuestro poder volitivo, es decir la capacidad de controlar los actos, permitirá involucrarse directamente con la forma de pensar y de actuar del personaje. Plantea Chejov que lograremos adquirir dicho poder, por medio de nuestro movimiento, es decir de la acción y el gesto. En este aspecto también conduce al actor, por ciertos ejercicios qué basan su práctica en encontrar y construir lentamente el gesto psicológico por medio de la práctica, evitando caer en una construcción desde lo racional. En primer momento, se puede aproximarse al gesto desde algo pequeño, involucrar solamente las manos y por medio de la explotación ir ampliando su rango hasta llevarlo a todo el cuerpo, ir perfeccionándolo, hasta finalmente tener el gesto psicológico claro y definido del personaje, qué no tenga vacíos para qué el personaje pueda desarrollarse tranquilamente entorno a este, sin vaguedad.
A partir del gesto, el actor por medio de la repetición es capaz de llegar a la esencia del personaje, le dará coherencia a todos los movimientos y reacciones del personaje. Poco a poco, la repetición del gesto hará qué el personaje sea más orgánico y tenga una intención más clara La forma de caminar, de esperar, de saltar, de mostrar impaciencia o de cualquier otra cosa pueden construirse con especificidad a partir de la gesticulación psicológica, y esta, por lo tanto, logra ser una forma de construir un personaje a partir del impulso y no la mente. Vemos así entonces variabilidad en ritmos, porque cada personaje tiene un ritmo interno (pensamientos, imágenes, sensaciones, impulsos, sentimientos) o externo (acciones y expresiones) que lo caracteriza, lo hace particular y permite alejarse del comportamiento del actor y de los demás personajes.
Continuando con la creación de personaje a partir del gesto, otra herramienta y serie de ejercicios que tornan referente a esto, es el manejo del ‘‘cuerpo imaginario y el centro imaginario’’, dos conceptos qué facilitan y potencian el trabajo psicofísico del actor. El primero, nos invita a imaginar, a vestirnos de otro cuerpo, a sentir qué aquel cuerpo qué imaginamos tiene el personaje está en nosotros, y así por medio de la visualización de este cuerpo, nuestro cuerpo comenzará a sentirse y moverse de manera diferente. El segundo, complementa a este creando un punto qué se convertirá en el eje del personaje, lugar del qué nace, emana/ irradia su energía, y del qué surgen todas las acciones e intenciones del personaje. Otorgarle cualidades a este punto creará la sensación y así mismo la repercusión de este punto en las acciones. Incluir estas dos herramientas hará que la actitud psicológica y física haya cambiado, se habrá interiorizado más el personaje y se permitirá adentrarse en otras circunstancias imaginarias dadas.
Frente a esta herramienta, los centros imaginarios variaron con la transformación qué existía entre Lucia y Martina, ya que su amistad genero un cambio en en la energía qué irradiaban y el eje del personaje y su intención en el mundo y la relación varió. Previo al fortalecimiento de su amistad, el centro imaginario de Lucía estaba en su frente, era pequeño y oscuro, el de martina en su pecho sin forma definida y se movía constantemente en este sector. Mientras, al establecer su relación sus centros variaron, el centro de Lucia aunque seguía en su cabeza, ahora era brillante y se expande al espacio, y el Martina recobró una fuerza e impulso hacia adelante de sí misma.
En el campo audiovisual ocurre algo interesante ya qué se puede transmitir desde la sutileza y pequeña dimensión del movimiento. Un personaje puede estar estallando en rabia y romper todas las cosas que se encuentran en el cuarto, pero también puede estar sentado, apoyado sobre una mesa, con la mandíbula tensionada y temblando de la rabia. Entonces esa tensión y esa vibración ya transmiten una emoción y sensación clara de aquello que el personaje está sintiendo, sin necesidad de desarmar todo y sin necesidad de recaer en la palabra, con el simple gesto basta. Algo que no ocurre en el teatro es ese detalle en el que el actor puede transmitir algo a partir de una expresión o movimiento casi nulo. Incluso, puede ocurrir que psicológicamente el personaje vaya a un ritmo voraz en su cabeza, pero externamente solo vemos el movimiento de una ceja. Entonces podemos analizar cómo el comportamiento de este personaje en escena debió crearse a partir de un gesto psicológico y especular que fue uno fuerte, posiblemente cerrado, con las manos en puño y la cabeza abajo.
Lo importante de recaer en el movimiento como factor creador es darle la dirección de centrarse en caracterizar el personaje que se está investigando. A partir del impulso del movimiento, de lo que su repetición genera, de lo que ésta hace sentir, de su cualidad y de su ritmo ya hay un factor específico que se puede centrar en un personaje. Incluso la forma de caminar de cada personaje es diferente, la forma en la que respira, en la que se pone nervioso o en las que sus manos actúan. Todo gesto dice, todo gesto cuenta y aún más cuando se tiene una cámara enfrente captando un plano específico o en detalle.
Volver al gesto y al movimiento nos permite encontrarnos y reencontrarnos con el personaje en En conclusión, podemos evidenciar la importancia del gesto en la vida actoral, ya que además de manifestar el mundo interior del personaje, es en realidad un elemento para encontrar el personaje física y psicológicamente. Es decir, usar el gesto para estimular la psicología y así los gestos del personaje surjan en torno a esto, desde la claridad de un personaje coherente y específico. Permitiendo organicidad y verdad del personaje. Reconocido el gesto vital en la vida escénica, tanto para la creación como para la ejecución en sí..